..•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐLoreley, la sirena del Rhinஐ..•.¸¸•´¯`•.¸¸.
Dice una vieja saga Alemana que hubo una vez una joven llamada Loreley, que era hija de un noble caballero cuyo castillo se elevaba sobre una peña llamada Ley, a orillas del Rhin. Un joven y apuesto caballero se había fijado en la joven Loreley por aquel entonces.
Loreley, de corazón transparente y bueno, acudía por costumbre cada mañana a orillas del Rhin a peinarse los cabellos dorados mientras los pescadores extendían sus redes para pescar. Cuando Lore cantaba, las olas del Rhin se calmaban, tan dulce, tan limpio y melancólico era el sonido de su voz. Y al terminar sus canciones, los pescadores hallaban sus redes llenas de peces y entre ellos rumoreaban que era debido a los cántos de Loreley.
El joven caballero ansiaba tener a Loreley en sus brazos y acudió a su padre en petición de su mano. Ya estaba fijado el día del enlace, cuando el joven decidió navegar por el Rhin hacia el sur por última vez, el caballero vio a orillas del Rhin a otras jóvenes que le atraían, y en brazos de ellas se olvidó de Loreley, de su amor y de la boda.
Loreley esperó paciente sobre la peña mirando hacia el Rhin, y lo hizo cada día hasta el día de la boda donde se hallaba de pie vestida de blanco, mientras el viento sacudía su velo… Vislumbraba un barco y decía: “Padre, ese debe ser mi amado”. Pero su amado no se hallaba en ningun barco.
Al llegar la noche, Loreley seguía sobre su peña con la mirada fija sobre las olas del Rhin. El dolor y la desesperación se apoderaron de Loreley y se arrancó el velo y la corona su larga y rubia cabellera y la tiró hacia las olas del Rhin, maldiciendo a su amado hasta la eternidad.
Al darse cuenta de sus palabras llenas de odio, no pudiendo soportar ese presente, ni a sí misma, se tiró desde la peña Ley hacia las profundidades del Rhin, donde murió ahogada. Su cuerpo nunca fue encontrado. Mil rayos cayeron del cielo y destruyeron el castillo.
Un siglo más tarde un joven muchacho, hijo de un poderoso conde navegaba a orillas de la peña Ley, cuando escuchó una dulce melodía que parecía atraerle irremediablemente. Desde lejos veía brillar destellos de oro sobre la peña Ley. Cuando se acerco lo suficiente, pudo ver la silueta de una joven de cabellos dorados.
Cuando el joven quiso poner el pie sobre una roca, éste resbaló y cayó al Rhin ahogándose. Al llegar dicha noticia al padre del joven, mandó a matar a la joven seductora sentada sobre la peña. Pero al llegar el barco, una gran ola comenzó a tambalearlos y el Rhin se los engulló. Fue entonces cuando se decía que aquella chica vista era en realidad una bruja. Intentaban capturarla y todos morían ahogados. Siglo tras siglo docenas de barcos naufragaban al hallarse cerca de la peña Ley y nadie encontraba ninguna explicación.
Unos años mas tarde un joven cuyo corazón sufría por no ser correspondido, se hallaba sobre la peña Ley para poner fin a su vida, cuando al tirase de cabeza de pronto fue elevado por una criatura mitad mujer, mitad pez, que le salvó de las profundidades, mientras cantaba: “Padre, oh, padre que le lleven tus caballos a la orilla, oh, Neptuno, que yo soy tu niña… Loreley, Loreley…”
Y desde entonces se sabe que Loreley encontró su paz al salvar a un hombre que sufría por amor como ella había sufrido. Dicen que ya nunca se volvió a ver a orillas del Rhin, pero cuando está a punto de anochecer, se escucha el canto de la sirena que murió por amor.
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